Al hablar del número de mujeres dedicadas a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en la región de Latinoamérica, es inevitable hablar de las barreras que dificultan que las niñas y las mujeres puedan estudiar y trabajar en el ámbito de la tecnología y la innovación: los estereotipos, el desconocimiento y desinformación sobre las áreas de tecnología y la falta de visibilidad de mujeres líderes que trabajen en este campo, entre otras.
Según datos de las Naciones Unidas, una tercera parte de las personas que se dedican a la investigación en ciencia e ingeniería son mujeres, mientras que solo el 22% trabaja en temas relacionados con la Inteligencia Artificial.
Es fundamental construir y generar condiciones para que florezcan ecosistemas científicos y tecnológicos inclusivos: acercar la información y conocimiento a las niñas, generar espacios equitativos para las profesionistas, comenzar a generar ciclos y culturas organizacionales donde se priorice el talento, las capacidades y habilidades por encima de los sesgos culturales y de género en relación a los roles profesionales.
Para hacer frente a estas situaciones, es necesario que la sociedad civil cree conciencia y que los gobiernos pongan en práctica políticas públicas y el empoderamiento en los espacios de academia y laborales mediante iniciativas como:
- Invertir en educación e infraestructura para que las mujeres puedan desarrollar competencias en igualdad de condiciones que los hombres
- Cerrar la brecha de género en puestos de liderazgo y posiciones clave de las compañías, así como en acceso a medios digitales, conectividad y servicios
- Promover la equidad desde distintas perspectivas: acceso a oportunidades, visibilizar a todos los grupos de la población y sus áreas de acción, acceso a recursos de acuerdo a las necesidades y rezagos de cada sector
Aún queda mucho camino por recorrer, pero todo empieza desde cada mujer que rompe estereotipos, desde cada empresa cuya cultura prioriza el talento, desde cada pronunciamiento de la sociedad civil a favor de la equidad, y desde cada política pública que favorece que cada vez más niñas y mujeres puedan formar parte no solo de la economía activa y formal de los estados latinoamericanos, sino también de los sectores de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.